24 Aug

Difícil Perdón


Vaneska Vargas - 11.01

Siempre pensamos que la familia son las únicas personas que no te fallaran, o al menos esos nos enseñan desde muy pequeños. La vida misma se ha encargado de enseñarme a perdonar a todo
aquel que me hace daño sin guardar rencor alguno, pero nunca pensé que perdonaría algo como lo sucedido y aún menos pensé que tendría que verme en esa situación con mi propio padre.

Siempre he creído que nací para ser diferente, realmente no lo creo, estoy completamente seguro de ello, y sé además que ser diferente conlleva superar obstáculos más difíciles, vivir situación más complicadas y proponerte retos que muy pocos lograrían. Este fue uno de esos retos o situaciones más difícil de mi vida.

Mi madre había muerto hace poco tiempo, por lo que mi padre quedaría sin compañía, pensé entonces, porque no proponerle que viviera con mi familia y además que compraramos un negocio juntos, y así cumplir uno de mis sueños que era tener un negocio familiar.

Mi padre apenas tenía algún dinero, que pertenecía a mi difunta madre, el cual no representaba ni el 10% del dinero que costaba aquel negocio, pero aun así lucharía por conseguir lo que faltaba.

Todo estaba saliendo como salido de un cuento, pero no todo puede ser perfecto. Mi padre por alguna extraña razón empezó a actuar de manera distinta, culpandome de cosas que su imaginación creaba.
Cada día la situación empeoraba, a tal punto de que nos peleábamos y decíamos cosas que no debíamos.

Una noche fría y solitaria, que recuerdo como si hubiera sido ayer, estaba cerrando el negocio, recuerdo perfectamente cómo sonaba la Santa María bajando, y el silencio sepulcral que se hizo en aquel espacio, al entrar me encuentro a mi padre sentado en una silla, entre con la intención de preguntarle que le sucedía, pero no dejó que ninguna palabra saliera de mi boca pues me había dejado totalmente impactado con lo que dijo:

-Usted es un ladrón.

Por mi cuerpo paso un gran escalofrío, quién pensaría que tu padre te llamaría de aquella manera, aún más cuando no es cierto, cuando siempre le has demostrado que has conseguido todo lo que tienes con buenos méritos. Tenía una sensación de ¿decepción?, ¿tristeza?, no lo sé la verdad, no sé qué sentía en ese momento, y lo único que fui capaz de decir fue:

-No digas cosas sin antes pensarlas, todo lo que tengo lo he hecho con mucho esfuerzo y dedicación, no sería ni soy capaz de hacerle daño a alguien para conseguir las cosas, no soy como tú.

Luego de eso dijo cosas que realmente no me gustaría recordar, me producía una horrible y extraña sensación el que mi padre me tratara de aquella manera, jamás pensé que sería así.

Así pasaron más o menos 2 semanas, que se resumía en un tenso ambiente y malas actitudes de su parte, además de que contaba a las demás personas cosas mías que no eran para nada ciertas.

Uno de esos días, llegó una carta doblada dentro de un sobre blanco, al negocio, al abrirla quede totalmente en blanco, no sé realmente qué pasó por mi cabeza cuando leí que en la parte superior de la hoja decía: “Citación”. Realmente no podía creerlo y menos aún cuando en la carta especificaba que dicha citación había sido organizada por mi propio padre, ¿qué padre demanda a su hijo?, y aun sabiendo que las cosas no son como él las decía.

Llegó el día del juicio y no tenía otra opción que asistir, tome toda la paciencia que no había tenido en mi vida, porque la verdad nunca he sido una persona problemática y aún menos hiero con las palabras, siempre intento pensar lo que digo y si no es así inmediatamente pido perdón, pero ese día no sabría con qué me enfrentaría.

El lugar era un poco frío, de paredes marrones, y en la parte de enfrente una especie de tribunal, cada uno se puso de cada lado y empezamos. Si aquel día pensé que no había nada que pudiera hacerme sentir peor, me equivocaba, si lo logro, me hizo sentir como la peor persona que hubiera pisado este mundo, y era muy extraño ver a aquel sujeto que se hacía llamar mi padre, era como ver si cuerpo pero no verlo realmente, era una sensación que jamás había experimentado y para ser sincero jamás me gustaría experimentar de nuevo. Y además, por el ser mayor de edad la ley lo favorecía, aun cuando se tenían puestas de que lo que él decía no era nada cierto. Al terminar el juicio llegue a mi casa, y lloré lo que jamás en mi vida había llorado, lloré por la decepción que sentía, lloré porque en el fondo sabía perfectamente que había perdido a mi padre, lloré porque jamás pensé que algo así me sucedería, pero lloré sabiendo que al día siguiente todo sería un nuevo día y esto sólo sería una experiencia más que me alimentaba como persona.

Al pasar los años, ya había olvidado toda aquella horrible situación y había superado y hecho cosas en ese tiempo que realmente me habían costado mucho conseguir pero con esfuerzo se lograron, me encontré con mi padre en una de esas reuniones familiares que siempre organizaba mi familia, en el fondo de mi corazón ese hombre estaba perdonado, sabía que ya no tenía sentido tener un rencor hacia el, sabía que aquella situación me había enseñado muchas cosas que no hubiera aprendido de ninguna manera, pero al igual sabía que el no volvería a ser la mismas persona con la que compartía y llamaba papá.

Reflexión Ética

El perdón es un valor que pocos somos capaces de dar, perdonar implica olvidar y aprender de diferentes situaciones que se presentan en nuestras vidas, pero eso no es tan fácil como suena. A veces a lo largo de la vida se presentan situaciones con personas muy allegadas, desconocidos o con cualquier persona, incluso la que menos imaginamos, situaciones  que nos llevan a ofender, crea problemas e incluso peleas graves con aquellas personas, y muchas veces luego de un tiempo no somos capaces de perdonar el daño que aquellas personas nos causaron, lo que no sabemos, es que siempre ese tipo de situaciones se presentan en la vida para aprender de ellas y crecer como persona. No siempre es fácil perdonar a aquel que nos ha hecho daño, y decimos que perdonamos, pero no olvidamos, y ¿Qué sentido tiene perdonar y no olvidar?, cuando perdonamos de corazón, olvidamos aquella situación, con la diferencia de que luego de aprendida la lección es un error que no volveremos a cometer.

El perdón es muy importante para poder llevar una sana convivencia con el resto de la población, ya que nos convierte en personas empáticas, que tratamos de entender el motivo que llevó a esas personas a que actuaran de tal manera, además de que indirectamente nos ayudan para un crecimiento personal.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO