09 Aug

Ausencia y Perdon

Anyul Avila                                              1102

Escuchar la espuma y marejada. Mirar al este, al norte, al sur. Entre sus olas ver caer al sol se  torna un espectáculo en la Ciudad de Santa marta. Allí vive Jaime y Gabriela junto con sus Tres hijas llamadas Paula, Nora y yo, Amanda. Hemos sido una  familia aparentemente feliz, y que todos sus esfuerzos han sido puestos en una propiedad tan guerreada, anhelada y merecida. Mi madre Gabriela, es una mujer trabajadora y dedicada a su familia que se entrega incansablemente por el bienestar de todos los que ama. Mi padre es un hombre que  se complace con placeres de la calle y amante de su libertad. Amo profundamente a mis hermanas, ellas son pieza fundamental en mi crecimiento, han sido la muestra más sincera de amor y entrega para conmigo.

El día de mi grado de transición mí familia asistió… todo transcurría de manera normal, pero al llegar a casa escucho a mi madre decir

-Gabriela " Jaime acaso tú no respetas ni los logros de tus hijas?"

-Jaime: Déjame en paz. Yo no pedí esta familia. Y está han sido las palabras menos dolorosas. Al paso del tiempo con más experiencias buenas y malas. Iniciaron mis juicios  y preguntas, un odio emerge por mis entrañas, aquella ausencia causaba sentimientos negativos que se encerraban en mi etapa infantil. Sin entender todo lo que abarcaban las lágrimas de mi madre, ignoraba por completo que aquella ausencia de una sola persona era fundamental para el desequilibrio en una familia. Paula y Nora hacían su mejor papel maquillando la realidad que yo empezaba a notar, no por maldad. Solamente buscaban que mis emociones al ver a mi padre, no chocarán y mucho menos le reclamara lo lejos que siempre estaba en esta etapa donde cualquier acto es importante para el aprendizaje de un niño.

En la búsqueda de un futuro mejor. Se decidió en familia emprender un viaje a la ciudad encantadora por su diversidad multicultural, Bogotá. Para  así subsanar aquellos errores que iban dejando huella en la vida de Jaime. Esta vivencia provocó una serie de factores determinantes para el agotamiento de Gabriela, respecto a las humillaciones cruzadas detrás de un hombre superficialmente abandonado y ausente en la vida de sus tres hijas. Un día mi padre llamó a mi madre y  le hizo saber que se  sentía muy mal y necesitaba un hospital. Mi madre siempre se ha caracterizado por su buen corazón y su entrega desinteresada. Así que optó por ir a buscarle, entre días de lucha, las horas de tedio y de angustia pasaban rápido e inadvertidos 15 días en un diagnosticado coma profundo el señor Jaime Acosta. Entre tanto dolor y confusión por lo que sucedía yo sólo confiaba en su pronta recuperación y así fue. Luego de la recuperación, él se perdió  en el ocaso. Vuelve y se va de la vida de Gabriela y mis hermanas.

Sólo existe una palabra para verlo y no recordar tantas lágrimas amargas que fueron derramadas, tantas esperas infinitas en fechas que marcan la infancia de un niño, el sentimiento de angustia para que se sintiera complacido esos pocos momentos compartidos con su familia.

Reflexión ética.

El perdón, esta palabra puede abarcar la liberación de sentimientos negativos, y causa  más abierto a la bondad de la vida, por lo que la bondad es más capaz de encontrar tu camino hacia ti.

Es fundamental fomentar el perdón en una sociedad que carece de un valor  importante como la tolerancia, para alcanzar la reconstrucción individual y colectiva conformando  un bienestar político y social que subsane  y reemplace sentimientos nefastos que no dejan llevar una vida en plena tranquilidad.

El perdón juega un papel importante ya que rompe con el círculo de odio y venganza. El perdón es la única reacción que no reactiva simplemente, si no que actúa de nuevo y de forma inesperada no condicionada por el acto que la provocó y por lo tanto libre de sus consecuencias, a su vez permite la libertad generando una situación nueva.

La ausencia de perdón está vinculada con la ira, el rencor, el recuerdo constante de lo sucedido… En cambio, el perdón supone dar un paso hacia adelante para poder avanzar a nivel vital y hacer las cosas de diferente forma. Perdonar significa dejar de estar estancado en el pasado. Perdonar no siempre es fácil porque dependiendo de la magnitud del daño una persona puede sentir que no está preparada para perdonar. Pero puede darse un tiempo a sí misma para curar las heridas y reflexionar sobre lo sucedido y buscar algo de objetividad en las vivencias.

En cuanto a la penitencia, nosotros mismos debemos imponernos, y debe ser acorde y proporcional a la culpa, siempre y cuando no genere más atadura. No hay mayor penitencia que un corazón contrito y humillado, lo que delataría consciencia del acto cometido y arrepentimiento consecuentemente, de un modo sincero, con la clara y recta intención de no volver a errar y de enmendarlo.

Los actos injustos no pueden ser premiados con el olvido de mismo. Debe haber una sanción legal o moral que reprenda a los potenciales violadores que el crimen no paga. El perdón debe preceder a la justicia, ya que no se puede sentenciar a ninguna persona, a la vez que se le odia. Se comprende el perdón como una determinación de profunda religiosidad, un acto de arrepentimiento en el que se estiman los propios errores y los del prójimo.

La justicia humana es casi siempre débil e imperfecta, expuesta a las restricciones y a los egoísmos individuales y de grupo, debe ejercerse y de cierta manera complementarse con el perdón, que cura las heridas y restaura en profundidad las relaciones humanas truncadas. Es importante para las tensiones que perjudican a los individuos. El perdón en modo alguno se contrapone a la justicia, porque no consiste en cohibirse ante las legítimas exigencias de reparación del orden violado. El perdón, más bien tiende a brindar esa plenitud de la justicia que conduce a la tranquilidad del orden y que, siendo mucho más que un frágil y temporal cese de oposiciones, pretende una profunda recuperación de las heridas abiertas. Para esta recuperación, son esenciales, la justicia, el perdón y el amor propio ya que causa liberación de situaciones, personas o sentimientos dañinos.

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO