09 Aug

El pasado presente

Valentina Chaparro Rodríguez                                                                               11-02

Esta mujer, imponente a simple vista, fue alguna vez una niña sin habla, su voz nunca había sido escuchada.

En aquellos años de infante sus padres habían sido asesinados sin dejar rastros ni testigos, día tras día busco a los culpables, aun con su corta edad sabía que debía hacer lo que nadie haría por ella, pero cuando los hallo nadie le creyó…era una niña después de todo.

El tiempo paso, los días se volvieron semanas, las semanas meses, los meses años, la niña ya no lo era más, ahora era toda una adulta de 28 años, de las mejores detectives del país. Su labor, aunque agotadora, le encantaba, nada la satisfacía más que hacer justicia. Su mejor amigo es su compañero en estas aventuras, el único que realmente creía en ella, estaba seguro de que no eran simples historias de niña.

Un día él fue informado de un nuevo caso, una mujer llego a la comisaria vecina histérica, había sido testigo del secuestro de un hombre. La mujer relato, más calmada, el lugar en donde vio como dos hombres ingresaban a la víctima, esposado y con un saco cubriendo su rostro, debían ser simples principiantes. Gustosos tomaron el caso y de inmediato se dirigieron al lugar.

Un par de metros dentro del gran complejo de apartamentos abandonado podían oírse los gritos de un hombre, desenfundando su arma se dirigieron a paso sigiloso al origen del ruido, sus miradas se cruzaron, sabían a la perfección que debían hacer, lo habían hecho decenas de veces. De una patada la puerta del apartamento 304 se derrumbó, apuntaron sin temor a los secuestradores, lo sabían, eran simples chicos de unos 17 años, posiblemente habrían secuestrado al hombre por simple diversión.

Uno de ellos, en un acto de valentía o estupidez, intento golpearla con un bate, ella con gran facilidad evito el golpe y noqueo al chico, el otro asustado por ver a su amigo en el piso se desmayó. En ese instante lo noto, la víctima era aquel mismo hombre, el que asesino a sus padres, lo sabía sin duda alguna, había investigado sobre ello. Sin pensarlo apunto al rostro del hombre, un viejo decrepito, calvo, sin dentadura y bastante oloroso, con unos cuantos golpes que los chicos le habían propinado a mano limpia.

  • ¿Lo harás? Siempre podremos informar que solo era una broma pesada que salió mal

Eso le supo mal, no, no podía, viendo cual miserable era ese hombre la lastima se apodero de ella

  • No, no puedo convertirme en esa clase de persona. Realmente le perdone lo que hizo a mis padres hace mucho tiempo, y aunque perdonar no es olvidar, fue una buena manera de dejar ir el dolor de aquel recuerdo. Además ¿Qué clase de persona seria si matara a mi propio abuelo?

Su compañero sonrió, llamo a los refuerzos para que se hicieran cargo del resto, realmente admiraba mucho a su hermana mayor

Reflexión

La tolerancia es el respeto y la consideración hacia las diferencias de los demás, siendo este, el mayor pilar de la sana convivencia. Con la tolerancia viene el perdón, puesto que, si aprendes a tolerar a aquella persona que te hizo daño o decepciono de alguna u otra forma, podrás permitirte a ti mismo perdonarla.

Perdonar nos permite librarnos de aquel “dolor” que sentimos, permitiéndonos sobrellevar todas nuestras dificultades pasadas para seguir adelante por los demás, pero, sobre todo, por nosotros mismos. Ahora bien, al ser un proceso complejo, el perdón no “borra” el error o la responsabilidad que el ofensor tiene por el daño hecho ni deja a un lado el derecho de hacer justicia, sin embargo, nos permite sentir un alivio interno, sintiéndonos mejor con nosotros mismos a la hora de reencontrarnos con aquel mal hechor.

https://www.youtube.com/watch?v=nx90wf6d9Yo

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO